lunes, 1 de marzo de 2010

Ser y no ser

Hacer cómo que no existes es complicado. Porque a veces, sin querer, algo te recuerda que sí, que eres y lo peor, que fuiste. Solo hace falta un calendario, la coincidencia de celebrar un aniversario en pocas horas y acordarte de casi otro. O tal vez, un regalo fustrado que te recuerda al primero y último de otro tiempo. Hacer cómo que no existes requiere un estado zen permanente, creerte y creértelo a ciegas. No pensar, levitar, centrarte y aislarte. Y cómo todo tiene su límite, el equilibrio artíficial a veces falla. Cómo cuándo sueñas que vuelas y sabes que cuando empieces a pensar que es imposible, te caerás. Así, pasa un día y otro y vas rozando el suelo con la punta de los pies, viviendo tu vida, pero disimulando tu existencia para algunos. Hasta que zas!Una paloma te hace girar como un contorsionista para evitar el choque, una niña demasiado valiente está a punto de embestirte en bicicleta, alguien se salta un semáforo en rojo, tu te lo saltas, pierdes el tren, se te hace tarde o descubres un mail olvidado en la bandeja de entrada. Cómo si fuera un frisbi en todo el cráneo, zas!te das cuenta que no eres invisible. Ni tu ni nadie. Y lo mejor de todo, que sabes que sabe que sabéis que no lo sois y aún así seguiréis haciendo cómo que no existís. Por vuestro propio bien. O no, por el bien de todos. Ves, mis manos ya empiezan a desaparecer...

No hay comentarios:

Publicar un comentario