sábado, 24 de julio de 2010
Del vacío al acabar un libro al placer de tender la ropa
Acabar un libro que llevas tiempo leyendo es como una pequeña tragedia. Cierras la última página y sientes ese vacio...esa sensación de "¿y ahora qué?", rara y emocionante a la vez. 'Que el vasto mundo siga girando' me ha dejado helada. Quizá por sus historias entrelazadas de los bajos fondos de Nueva York, por el olor y el pulso de la gran manzana en cada párrafo o por la intensidad de las vidas que relata. Brillante novela e inmejorable nota final del autor. Pensaba en ella mientras tendía la ropa en la azotea. Ignorando el olor de calamares del bar de la esquina, tender la ropa siempre me supone un momento de evasión. Ver la ciudad desde arriba, con el perfume del suavizante en la nariz y el ligero viento levantándome la falda del vestido. Esa mezcla de silencio y bullicio me conmueve y me renueva. Cojo aire y vuelvo a casa.-
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Que el vasto mundo siga girando
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