miércoles, 17 de agosto de 2011

Sol y paciencia

Los sentimientos, como las plantas, requieren sol y paciencia. Paciencia para no colmarlos demasiado rápido y sol para dejarlos secar. Con el tiempo, los que sobreviven se endurecen, se tuestan, se doran. Son ese poso que nos da sentido, ese cojín que nos ayuda a caer sin dolor. Por eso, cuando alguien te cuenta una locura que tu también viviste, comprendes, abrazas con las palabras, miras con ojos de espejo y de corazón abierto, pero callas. Cuando has abandonado las armas y rellenado el cauce, las locuras te parecen excesivas, inquietantes, innecesarias. Estuviste demasiado cerca como para comprender pero ya estás demasiado lejos para compartirlo. Lo que queda con el tiempo es lo que vale. El resto, paja y castillos de arena.-

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