martes, 15 de septiembre de 2009

Le tableau

Elle era alguien que pintaba las paredes de colores. chillones. de lunares. o de leopardo, a veces. las pintaba bien hasta que decidió que ahí faltaba un cuadro, o quizás el cuadro llegó por correo certificado y nunca pudo deshacerse de él. Como digo, lo colgó y quedaba perfecto. Ese cuadro cambió la pared, porque ya no era una pared a secas. Había el cuadro. Incomprensiblemente, el cuadró cayó. No se rompió, simplemente desapareció. Pero quedó el clavo y Elle decidió esperar a que el cuadro volviera, sin sacar el clavo. Des de entonces la pared quedaba un poco fea. Mucho color i un minúsculo clavo que se fue oxidando. Pero un buen día, el cartero trajó un paquete enorme, precioso, sorprendente y deslumbrante que escondía un nuevo cuadro. A Elle le pareció raro colgarlo en el clavo de la pared, por eso de esperar el retorno del cuadro huido. Y entonces decidió clavar otro. Dejó una distancia suficiente con el primero y en menos de dos segundos, o una noche, eso nunca se sabe, el cuadro ya adornaba la pared. Qué bonito, pensó. Incluso más que el primero. Este tiene chispa, color, frescura. Algo que solo tienen las cosas nuevas que llegan sin avisar. Elle se fue a dormir con la imagen de ese cuadro tan fantástico y cuando despertó, vió que el cuadro se fugaba. Joder, dijo. Dónde vas?Vuelvo, aclaró el cuadro número dos. Porqué?Porqué en mi anterior pared tenía un florescente, un cartelito con mi nombre, un buen marco y porqué simplemente era mi pared. Volverás?, dijo Elle. Quizás, pero no me guardes sitio, Elle. Buen viaje. Y entonces Elle esperó unas horas y cuando el clavo empezó a quedarse rojizo y a oler mal, decidió que los clavos tenían que sacarse y volverse a pintar la pared. Dos agujeritos nunca han quedado bien en un salón. Así que Elle los rellenó y todo volvió a la normalidad. Aunque la palabra normalidad nunca sonó tan bien como entonces.Un entonces que tardó unos días en llegar.-

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