jueves, 7 de abril de 2011

Monodosis

Muchas veces me pregunto qué pensó el inventor de, por ejemplo el teléfono, antes de crear el primero. ¿Miedo, adrenalina, indiferencia?Quizás la euforia llego con el uso. No sé, mi abuelo inventaba cosas que luego no patentaba, solo para darse el gusto o porque le hacían falta. A mi, veinte años después, me gustaría que alguien hubiera inventado un remedio para las adicciones emocionales, los ataques de nostalgia o los excesos de vanidad. Uno pequeño y discreto. Como el chicle antinicotina, con más placebo que medicamento, pero con una larga lista de estadísticas y todas esas sonrisas de publicidad. Aunque como siempre, seguramente me parecería demasiado fácil, demasiado repentino. Y seguiría así, combinando el modo aleatorio con el de repetición. Recuerdo esa película en que se podían borrar los recuerdos. Cuando terminé de verla se me pasaron las ganas de hacerlo. Quizá por eso olvido. Tal vez sea eso vivir.-

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